Organizar una ceremonia de primera comunión en tiempos de la COVID-19 puede ser un desafío. Sin embargo, con planificación y seguimiento de las pautas sanitarias adecuadas, es posible llevar a cabo esta importante celebración respetando la salud y la seguridad de todos.
La iglesia es el lugar central de la ceremonia y las medidas para evitar el contagio deben estar presentes desde el inicio. Se recomienda limitar el número de invitados de acuerdo a las reglas de distanciamiento social establecidas por las autoridades sanitarias de cada país. El uso de mascarillas debe ser obligatorio y disponible para todos los invitados, así como los dispensadores de gel hidroalcohólico en la entrada y en puntos estratégicos del recinto.
La ceremonia puede adaptarse a las circunstancias. Normalmente, los niños reciben la comunión en grupo, pero primera comunion se podría considerar realizar ceremonias individuales o con grupos reducidos para garantizar el distanciamiento. Además, los rituales pueden modificarse para evitar el contacto físico innecesario.
En cuanto a la celebración posterior, es aconsejable optar por espacios abiertos siempre que sea posible. En caso de ser en un lugar cerrado, es vital asegurar una buena ventilación y mantener las normas de distanciamiento. El menú puede ser individual para evitar la manipulación de alimentos por varias personas y limitar el contacto.
Finalmente, aunque la situación puede requerir ciertas limitaciones, es importante recordar que el significado de este día sigue siendo el mismo, y la celebración puede llevarse a cabo de manera segura y significativa. Aprovecha las herramientas digitales para compartir el momento con aquellos que no puedan asistir, a través de videos y fotografías, y convertirá a la primera comunión en una celebración única y memorable, aún en tiempos de COVID-19.